Doctora Elise — Capítulo 10

Encuentro inesperado

Y fue entonces cuando el Emperador dejó de hablar con su padre y le dirigió una gran sonrisa.

—Hoy Lady Elise está rara. Algo parece haber cambiado, ¿tal vez, ha madurado desde la última vez que nos vimos?

—¡!

La cara de Elise enrojeció. Había cometido una considerable cantidad de actos inmaduros en el pasado, aunque el Emperador los había considerado adorables. El Marqués se rió.

—Sí, Su Majestad. No tengo claro si es porque creció de repente, pero ella ha cambiado mucho en estos días.

—P-Padre.

—Así que lo que ha pasado es…

El Marqués empezó a presumir de su hija con esa cara tan seria. Habló de cómo cuidaba de su familia, y ayudaba a las criadas. 

—En estos días, la residencia desborda halagos hacia esta niña.

—Ja ja ja, ¿es eso así?

El Emperador miró a Elise con suspicacia, conocía su carácter desde niña. Creyó que podría cambiar con la edad, pero ¿de verdad había cambiado tanto?

—¿Ella te sirve té a menudo?

—Sí, eso es cierto. El sabor es tan intenso que me sorprende cada vez.

—¿De verdad? Ahora tengo curiosidad. Lady Elise, ¿me haría el honor de permitirme degustar su té?

Ante su broma, Elise se sonrojó.

—Eso sería un gran honor para mí. Sólo me preocupa que mis escasas habilidades en esa área no sean de su agrado. 

—¿A qué te refieres? Sí tú, que eres como mi sobrina, lo prepara para mí, cualquier té estaría bien. No te preocupes y haz tu mejor esfuerzo.

Elise no pudo convencerlo, de modo que lo saludó con una reverencia al levantarse.

—Entonces, me esforzaré. Si no es suficiente, por favor no me culpe.

Y se acercó a las sirvientas.

—¿Podrían proporcionarme lo que les pida?

—Por supuesto señorita.

—Primero, por favor traigan té negro y blanco de la región más al Este de Qing. Y en cuanto al agua, por favor traigan el agua que tengan del día…

Incluso si se usaran las mismas hojas de té, el sabor podría variar dependiendo de la temperatura de ebullición del agua, las condiciones del agua, etc. «El té que le gusta al Emperador…» Trató de recordar y preparó el té que el Emperador disfrutaba en el pasado. Ella le había preparado té en su anterior vida con regularidad, así que conocía sus preferencias. 

—Aquí tiene.

Con movimientos controlados, le sirvió una taza. El Emperador la contempló sorprendido al percibir el aroma. 

—La esencia es bastante sutil, se parece al té que el emisario de Qing me ofreció una vez. 

—Me halaga demasiado.

Cuando tomó un sorbo su cara se transformó, estaba conmovido.

—Increíble, ¿cuándo aprendiste a preparar este té? Debería pedirles a las sirvientas de palacio que aprendieran de tí. 

El Emperador la miró orgulloso. Después de la alianza con el imperio del este, Qing, beber té se había convertido en un pasatiempo importante para los nobles. Todas las señoritas del Imperio estudiaban cómo preparar té, de modo que las más elegantes tendían a tener grandes habilidades, sin embargo no eran comparables con las de Elise.

—Dice que aprendió por su cuenta. Bebo su té a diario, y siento que mi mente se aclara y el cansancio desaparece tras cada sorbo.

El Marqués seguía presumiendo de las habilidades de su hija. 

—Sí, como dices, siento que mis preocupaciones y cansancio se desvanecen. Increíble. Ser capaz de tomar este té a diario. Estoy celoso, Marqués. 

Ante los continuos halagos, Elise negó con la cabeza sorprendida.

—Todavía me queda mucho por aprender. Me alaban demasiado.

—No es cierto. Pero, Lady Elise.

—¿Sí?

El Emperador preguntó con mirada satisfecha.

—Si entras en el palacio en el futuro, ¿podrías prepararme una taza de té de vez en cuando?

—¡¡¡!!!

Las facciones de Elise se endurecieron. Estaba hablando del matrimonio entre ella y el Príncipe Heredero.

—Eso…

—Como sea, gracias por permitirme degustar tan increíble té, debería recompensarte. ¿Hay algo que desees? No te sientas presionada y responde. Pronto seremos familia, ¿qué no podría hacer por tí?

Le preguntó con una mirada amable, como si estuviera mirando a su propia hija.

—…

Se tragó sus nervios. «Necesito decírselo antes de que sea demasiado tarde» Tomó una profunda bocanada de aire y habló.

—Su Majestad, en realidad, hay algo que necesito decirle.

—¿Qué es? Adelante.

—En realidad…

Justo en ese momento una fría voz le cortó la respiración.

—Llego tarde, padre.

—¡¡¡!!!

Cuando escuchó esa voz Elise se congeló. «¿Podría ser…? ¿Esa voz…?» El frío insensible que te llegó al alma, frente a la voz que nunca podría olvidar, le empezaron a temblar las manos.

—Oh, sí. Acércate.

El Emperador levantó la vista y lo miró.

—Príncipe Heredero.

Linden de Romanoff, su marido en el pasado. Aquel que la apuntó con su espada de doble filo. El príncipe heredero la miraba con indiferencia. 

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Los ojos dorados que probaban la pertenencia a la familia Imperial. Esos mismos ojos helados como una tormenta.  

Un hombre tan frío como un iceberg, pero más hermoso que nadie. Era el príncipe heredero del Imperio de Britia, Linden de Romanoff. 

—Elise de Clarence saluda al Príncipe Heredero.

Ante la reunión imprevista, Elise estaba sorprendida, pero se las arregló para esconder sus emociones. El príncipe la siguió mirando con indiferencia. «Me solía gustar esa mirada en el pasado».

Hasta el último momento, cuando la guillotina le cortó el cuello, había estado completamente enamorada de él. Incluso esa mirada helada, su hermosa cara y su tono de voz carente de compasión. Ella lo amaba por completo. «Pero era un amor unilateral». Él nunca la amó, y a medida que el tiempo pasaba se desesperó. «Nunca debimos casarnos, en primer lugar». En su vida anterior fué malvada, pero no fue así desde el principio. 

Sólo terminó así ante la falta de amor y frialdad que recibía constantemente de su parte. Se obsesionó con él, y cruzó una línea que nunca debió cruzar. Al final, perdió a su familia y fue sentenciada a muerte. «Bueno, todo fue mi culpa, fui realmente estúpida». Realmente cometí muchos errores en esa vida.

*Créditos*

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