Doctora Elise — Capítulo 11

Cambio de estrategia

Se calmó y apartó la mirada. «Bueno, supongo que ya no me enerva tanto como antes», era de esperar habían transcurrido 30 años y no se trataba del mismo amor que el que sentía por su familia. Una vez su amor por él la consumió, siendo el principio de su fin, pero ahora simplemente estaba sorprendida ante su aparición inesperada. 

—Llegas tarde—. Le espetó el Emperador al príncipe heredero.

—Cierto.

—¿Por qué llegas tarde?

—Estábamos discutiendo el presupuesto para la expedición a Creme.

El Emperador asintió ante su justificada respuesta.

—Sí, eso es importante. No podemos ignorar a los ciudadanos de nuestro imperio siendo masacrados. De modo que si la guerra es necesaria debemos ganar. Marqués, ¿qué está haciendo la República?

—Las fuerzas de la República siguen en Tierra Negra, no se han movido todavía. Pero la guerra en esa zona está a punto de finalizar, no obstante, si ganamos la expedición a Creme y tomamos el control del mar Negro, probablemente tratarán de interferir de algún modo. 

Los tres siguieron conversando sobre la inminente guerra. 

—Planeamos usar a la brigada Romanoff. ¿Cree que será suficiente?

—Sólo ese batallón es comparable a 50.000 soldados, de modo que debería ser suficiente si la República no interfiere. Más que eso podría sobrepasar el presupuesto.

Elise los escuchaba atentamente. «Parece que la guerra está empezando». Para ser sincera, en el pasado no tenía idea de lo que ocurría tras escenas a esas alturas, ya que no estaba interesada. Pero, sabía algo sobre la Primera expedición a Creme, «las fuerzas enviadas fallaron completamente».

Apretó los puños sobre su vestido. Después de que la brigada Romanoff fallara, su hermano fue enviado a la Segunda expedición y falleció. Pero eso fue entonces.

El Emperador la miró y sonrió.

—Hemos estado discutiendo temas aburridos en frente de la señorita.

—N-No, está bien.

—¿Qué tal esto? ¿Hay algo que quieras decir sobre la inminente expedición?

—No me atrevería…

—Sólo pregunto porque quiero oír lo que tengas que decir. No te sientas abrumada, si tienes alguna buena idea dímelo.

Lo dijo con voz suave, como tratando de transmitirle que estaba bien. No buscaba su consejo, sólo quería saber qué pensaba, especialmente dado que serían familia pronto. Elise dudó, «¿debería decirlo?» 

Sabía varios motivos por los cuales la expedición falló en el pasado, pero «¿no pensarán que es extraño que sepa sobre esto?».

Ya había cambiado repentinamente, pero si de repente empezaba a dar consejos sin haber estado interesada en política antes, podrían sospechar de ella. «No, podría salvar más vidas», con el tiempo la guerra terminó con la victoria del Imperio, pero a un gran precio. 

«¿Qué importa si sospechan de mí? Lo mejor sería detener la guerra, pero eso es imposible. Entonces necesito salvar tantas vidas como pueda». Como médico odiaba la guerra, donde la gente moría constantemente, de modo que si no podía detenerla, al menos reduciría el número de víctimas. 

—Entonces, a pesar de que no estoy cualificada para esto, compartiré mis pensamientos.

—Adelante—. El Emperador la miró como si observara a su adorada hija y asintió.

—En esta guerra, necesitamos estar precavidos ante dos posibles problemas.

—Oh, ¿dos?

El Emperador parecía divertirse.

—Oigámoslo.

—Lo primero, el Reino del Este Monshell.

—¿Hm? — El Emperador estaba confundido.

—¿El Reino de Monshell, no la República Francoen?

—Sí, debemos considerar la participación del Reino en la guerra.

El Marqués intervino con un todo educado.

—Elise, el Reino de Monshell no tiene relación con la península de Creme. Están cerca, pero no se preocupan por las guerras tribales en ese área por ahora. Y no tienen relación con el mar Negro. Tenemos que preocuparnos por la República Francoen ahora mismo.

—Tienes razón padre. A nivel geográfico el Reino de Monshell no tiene necesidad de participar en la guerra.

—Entonces, ¿por qué deberíamos considerar su participación?

—Porque el actual gobernador del Reino es el Conde Igrint.

—¿A causa del Conde Igrint?

El Marqués dejó de intentar corregirla y su cara se congeló por un momento, al igual  que el Emperador. Ambos eran pilares del imperio de modo que debieron entender el significado tras las palabras de Elise. 

—Señorita, ¿se refiere tal vez…?

—Sí, el Conde Igrint es un Rey inestable que todavía no ha sido reconocido como gobernante. Para obtener ese derecho debe ser aprobado por la República Francoen.

—¡!

—Dado que el Reino Monshell se independizó del antiguo Imperio Francoen, actual República Francoen. 

Todos los presentes la miraban con caras serias y pensativas. 

—La República no puede mover sus tropas ahora mismo. En lugar de aprobar al Conde Igrint pueden pedirle ayuda para atacar a nuestras fuerzas.

—¡¡¡!!!

Un pesado silencio se adueñó del jardín. No era algo que pudieran ignorar sólo porque fue mencionado por una joven señorita, definitivamente sus palabras tenían peso y podían ser ciertas. 

—Oh, Reino Monshell. Ni siquiera pensé en ello, sí, definitivamente es posible.

—Sí, la República no se quedará quieta. Es posible que movilicen al Reino. 

Ambos miraron a Elise con expresiones asombradas, ¿cómo era posible que ellos, los gobernantes del imperio, pasaran por alto algo que una chiquilla vio a la primera?

Y en ese momento, una fría voz cortó el aire.

—El Reino Monshell sólo cuenta con 20.000 soldados. ¿Estás diciendo que su ejército puede amenazar a las fuerzas de nuestro Imperio?

—¡…!

Fue el príncipe heredero. 

Nadie podía saber cómo se sentía Elise en ese momento, discutiendo temas con su marido después de 30 años, pero le respondió haciendo acopio de toda la calma que pudo.

—Si pelean de frente, creo que nunca perderíamos. Ya que el Imperio de Britia tiene la mejor armada del Oeste, no del mundo entero. Excepto por la República y el ejército de la República de Prussia, ninguna armada sería capaz de enfrentarnos de frente y vencer.

—Lo sabes bien, ¿pero?

—Sólo si los enfrentamos de frente.

El príncipe frunció el entrecejo, pero antes de que pudiera preguntar de nuevo, Elise continuó.

—El río Donovo y las sierras montañosas de Ucrania.

—¡¡¡!!!

—Si el ejército del Reino se moviliza no irán a la península de Creme, sino que cruzarán las sierras. Ya que si utilizan el río Donovo, pueden llegar directamente a las montañas.  

—Señorita, está diciendo…

—Sí, las sierras de Ucrania son la única vía para que nuestra brigada Romanoff llegue a la península de Creme. Si esa ruta se ve comprometida, nuestro ejército será aislado en esa zona.

—¡¡¡!!!

Si eso ocurriera sólo habría un resultado. La total aniquilación de las fuerzas expedicionarias.

—Um…

Otro momento de incómodo silencio se instaló de nuevo entre los presentes. Todos miraban a Elise anonadados por ser capaz de prever algo que ni siquiera los grandes pilares del Imperio habían imaginado.

*Créditos*

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