Doctora Elise — Capítulo 12

Reconocimiento y diagnóstico

Todos quedaron en silencio con caras sombrías meditando sobre la idea de Elise.

«Sí, es posible. Y si llega a ocurrir sería el fin de las fuerzas de expedición. ¿Cómo no caímos en ello?» los tres hombres pensaban lo mismo. Era aterrador pero definitivamente posible. Después de un largo silencio finalmente el Emperador habló.

—Primer Ministro.

—Sí, su Majestad.

—Mañana, ve a hablar con el Comandante en jefe y discutan este tema.

—Eso haré.

—El Reino de Monshell puede no estar participando por ahora, pero debemos prepararnos ante la posibilidad que la Señorita mencionó. Príncipe heredero, habla con el gabinete de inteligencia para que observen los movimientos del Reino. 

—Sí, su Majestad.

El Emperador se encargó rápidamente de dar las órdenes precisas para prevenir tal situación. Bebió su té y se quedó observando a Elise con asombro y orgullo en su mirada. «Increíble, ¿cómo pudo siquiera imaginar semejante situación?».

Esa niña, tan bonita como una muñeca, era capaz de semejante previsión y estrategia. Era increíble, ¿no serían esas las conclusiones de alguien con un amplio conocimiento en política y relaciones públicas? «¿Estaba equivocado con esta niña?».

—Marqués.

—Sí, su Majestad.

—¿Cómo educó a esta señorita tan maravillosamente?

—Ja, ja …

El Marqués se rió incómodo. Él también estaba sorprendido, sabía que su hija había cambiado y que había estado leyendo libros estos días, pero… ¿hasta qué punto?

—Señorita.

—Sí, su Majestad.

—¿No dijo que teníamos dos puntos a tener en cuenta?¿Cuál sería el otro?

—Es la enfermedad.

—Enfermedad

Elise asintió respetuosamente, este punto era mucho más importante que el Reino de Monshell participando en la guerra. «Al final, todo el batallón fue destruido por la epidemia».

Pensó en el pasado, después de que las fuerzas del Imperio fueran aisladas en la sierra, una epidemia los exterminó a todos. No sé qué fue exactamente, pero si nos preparamos para ello podríamos reducir los daños. 

—La península de Creme tiene un ambiente distinto al Imperio. Especialmente durante tiempos de guerra, debemos ser cautos.

El Emperador asintió.

—Tienes razón. Una enfermedad puede propagarse fácilmente en esos casos, entonces… ¿Cómo deberíamos prepararnos?

—Deberíamos preparar suplementos médicos, pero lo más importante serían la higiene y la sanidad.

—¿Sanidad?

El Emperador la miró extrañado y Elise se percató. «Claro, la importancia de la higiene y la sanidad todavía no se conoce». 

Por supuesto habrá gente que se dará cuenta, los doctores del Imperio. Pero todavía no era un conocimiento común entre las personas. 

—Sí, se sabe que la enfermedad aparece en ambientes sucios. De modo que si se le da más importancia a la limpieza y la sanidad, esto podría ayudar a detener la propagación de la epidemia.  

El Emperador estaba de nuevo sorprendido.

—Ya veo. Increíble. ¿Dónde aprendió eso?

Elise fabricó una débil excusa. 

—Recientemente me he interesado en estudios médicos. Sólo sé un poco, así que es un poco vergonzoso. 

—No me parece tan poco.

Elise evitó su mirada incómoda. Tal vez había hablado de más, pero siguió presionando.

—Si esto ayuda a salvar más vidas…

El Emperador habló de nuevo.

—Después de pensarlo bien, usaré lo que la Señorita Elise dijo hoy. Si tu consejo ayuda en la guerra, te concederé la Orden al Mérito Militar.

—¡¡¡!!!

Elise estaba impresionada. La Orden al mérito militar era la mayor distinción en el Imperio proporcionada a un civil en tiempos de guerra. Era equivalente a un título de caballero y el mayor honor para un noble. 

—Sólo era un pensamiento absurdo. Eso sería demasiado, por favor retire su oferta.

—Si los pensamientos de la señorita eran tontos, ¿quién podría mantener la frente en alto y seguir adelante? Y no es demasiado en realidad, de hecho, no es suficiente si tu consejo puede prevenir la enfermedad deberíamos seguirlo.

—…

Elise no podía responder, pero entonces el Emperador preguntó con un tono travieso.

—Pero señorita…

—¿Sí?

—¿Qué es lo que ha traído?¿Es algo para mí?

—¡¡Ah!!

Era el regalo que había preparado con la ayuda del mayordomo para el Emperador. Había estado intentado entregárselo antes, pero no pudo encontrar el momento oportuno. 

—Es incienso, de la tierra oriental de Qing.

—¿Incienso?

—Sí, es un incienso que los nobles de Qing utilizan. Es puro y ayuda a deshacerse del cansancio otorgando mayor vitalidad, así que lo traje para usted. 

El Emperador parecía satisfecho tras oler la bolsa.

—Este aroma me aclara la mente. Increíble. ¿Cómo lo has hecho para traer justo lo que necesitaba?

—Gracias a usted, por agradarle mi regalo.

—He estado cansado estos días, la verdad. Lo usaré bien. 

Elise lo miró a los ojos, podía ver el cansancio en ellos. Fue entonces cuando un diagnóstico apareció en su mente. «¿Podría ser…?»

—Majestad, ¿recientemente se ha sentido cansado a pesar de dormir profundamente?

—De hecho, sí.

—¿Y bebe agua frecuentemente?

—Ahora que lo dice, sí parece que sí.

—¿No se siente sediento aún después de beber?

—Sí, eso es correcto.

El Emperador estaba sorprendido, se preguntaba cómo lo sabía. 

Elise juntó las manos, recordaba al Emperador respirando rápidamente antes de morir para compensar la acidemia metabólica* a través de la alcalosis respiratoria*.

«¡No pudo ser tratado y por eso entró en coma!» Se sentía un poco decepcionada al mismo tiempo, «pensar que el Emperador del gran Imperio de Britia murió por una simple enfermedad». Ni siquiera era una enfermedad terminal, pudo ser sencilla de tratar, si lo hubiera sabido antes.

*Créditos*

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