La encantadora sonrisa de Weiwei — Capítulo 6

Un sirviente leal

Puede que les llamaran «marido y mujer», pero para Weiwei su relación era distinta; más bien se trataba del hidalgo de La Mancha y su fiel compañero. Y, obviamente, el papel del Quijote no lo interpretaba otro que NaiHe, mientras que Weiwei era su fiel escudero; siempre la primera en entrar en combate y, si era necesario, era ella quien cumplía cualquier tarea. 

¿Que por qué era así su relación?  Por la armadura que le dio.

Era demasiado cara y la joven se sintió mal por aceptar algo tan preciado así como así, de forma que decidió que debía devolverle el favor, a cualquier precio.

❀○❀○❀

Después de la boda su vida no cambió demasiado; el farmeo siguió ocupando la mayor parte de su tiempo. Normalmente realizaba misiones con El Tipo del Monte y el resto del equipo aunque, de vez en cuando, tenía que dedicarle tiempo a su vida matrimonial.

En Los Sueños Entre Ríos y Lagos lo que se entendía por vida matrimonial eran las quests en pareja.

Cuando una pareja se casaba en el juego, se les abría todo un mundo de posibilidades. Entre ellas, las bonificaciones de habilidad; un ejemplo sería el aumento del ataque si combatían simultáneamente. Esos beneficios dependían mucho de la afinidad de la pareja, que podían mejorar tanto en la habitación como en quests conjuntas.

Como se suponía que uno podía casarse a partir del nivel 30, las misiones para dos jugadores del TOP no suponían ningún reto. De hecho, NaiHe ni participaba en las batallas, pues Weiwei era lo suficientemente hábil como para matar a todos los monstruos sin ayuda.

En los días en los que cumplían esas misiones, los jugadores a menudo podían apreciar la siguiente escena: Una guerrera vestida de rojo derrotando monstruos mientras que, en algún lugar cercano, bajo un sauce o a la orilla de un riachuelo, un músico vestido de blanco tocaba su guqin. La verdad es que la situación podría considerarse, incluso, romántica.

En uno de esos días, El Tipo del Monte y El Vino del Mono no tenían nada que hacer, así que simplemente se paseaban por el mundo en busca de entretenimiento. Ahí es cuando se toparon con la pareja; Weiwei, como de costumbre, se enfrentaba a las bestias, mientras que La Sonrisa estaba sentado a la sombra casteando un hechizo curativo.

Tras observar durante un rato tal situación, los dos compañeros se indignaron.

—¡Sinvergüenza! ¿Cómo puedes esconderte a sus espaldas y, encima, recibir experiencia?

—Uno se acostumbra rápido al arroz blanco*. —contestó relajado NaiHe, sin avergonzarse, pero para prevenir malentendidos, prosiguió—. Vosotros, al no tener pareja, nunca entenderéis cómo se siente, que te proteja tu bella esposa. 

Ambos, obviamente, se ofendieron y retaron al Grandmaster a un duelo, pero por desgracia les ganó enseguida. Aunque, ninguno admitió la derrota. 

Poco después, Weiwei acabó con sus enemigos y volvió allí donde se encontraba su marido, pasando, sin querer, justo por encima de los «cadáveres».

—¡Hey! —Reaccionó al instante Tipo del Monte—. Ni una pizca de consideración.

—Son tal para cual. —dijo para sí Vino del Mono—. No debimos intervenir. 

El rostro de Weiwei se ensombreció. Esos dos vinieron, como siempre, a reirse un poco a costa de NaiHe, pero, como de costumbre, les salió mal debido a la diferencia de poder. Así pues, decidieron molestar a Weiwei en su lugar. 

Ella los conocía, lo suficientemente bien, como para saber que si empezaban con las bromitas, ya no los pararía. De modo que, como habían completado ya la quest del día, decidió irse.

—Voy a recoger hierbas. —dijo, justo antes de abandonarlos.

Recoger hierbas en el juego era increíblemente tedioso y aburrido. No requería más que darle a un punto específico de la pantalla y esperar, como una imbécil, a que terminase la animación y, una vez terminada, vuelta a empezar. En esas pausas entre planta y planta, se estaba preparando para el examen que la mayoría de sus compañeros habían hecho el año pasado. Pero ella, por miedo a suspender, lo aplazó hasta la siguiente convocatoria.

Pasado un tiempo, su friendlist empezó a parpadear. Le había escrito NaiHe:
—Ven al lago en las montañas celestiales.

Nada más leerlo, se puso en marcha.

El lago de Las Montañas Celestiales era una de las localizaciones más difíciles; había monstruos sumamente fuertes así que normalmente pocos jugadores se atrevían a entrar.

NaiHe se encontraba junto a la orilla y a su lado había otro personaje cuyo cuerpo estaba rodeado de chispas verdes, algo muy característico del conjuro de parálisis total.

La parálisis sólo se podía castear cuando se tenía un muy elevado nivel y, además, requería preparación. Si el hechizo alcanzaba a un personaje, este ya no podría huir, pues tardaba un tiempo en agotarse su efecto. La mascota de NaiHe tenía la habilidad de lanzar ese hechizo, así que la joven no se sorprendió cuando el hombre le habló.
—Le pedí a mi mascota que lo paralizara. Puedes matarlo lentamente, corte a corte.

Weiwei no acababa de entenderle. Lo de cortarlo todavía lo comprendía, pero…

—¿Poco a poco?

—Sí, escoge tu peor arma y atácalo. Ve restándole 1 HP por impacto.

¿Que le quite solo un punto de vida cada vez? ¿Será que le tiene rencor por algo? Weiwei miró el nick del «prisionero»: El juramento sobre sangre. 

«¿Eh? ¿De qué me suena?» Mientras intentaba recordarlo, la víctima comenzó a quejarse.

—¡NaiHe, cabrón! ¿No te dije ya, que no haces más que recoger las sobras del Agua Real? Si tienes cojones mátame tú mismo, ¿qué haces llamando a tu mujer para que se divierta?

¡Por Dios!

Weiwei por fin se acordó de dónde conocía a ese tipo; era el insensato que, en el día de la boda, se burló de NaiHe en el chat. Se había hecho una nota mental de matarlo en cuanto tuviera ocasión, pero era tan feliz jugando últimamente, que olvidó por completo vengarse.

Nunca imaginó que llegaría a esto.

Miró a NaiHe; estaba algo apartado de ellos, vestido de blanco y como siempre grácil y celestial. Ese día, pensó que no se había fijado en el comentario, o que lo había ignorado, pero parece que estaba equivocada. No solo se percató, de esa grosería, sino que lo memorizó y tomó medidas al respecto; aunque nunca mencionó el tema. 

Weiwei reafirmó, en ese momento, su convicción previa; su marido era el peor enemigo que nadie pudiera tener. Y sin más, se puso a buscar en su arsenal, un arma adecuada para la ocasión.

Como se quedó parada un rato, Juramento tuvo la esperanza de que fuera una mujer cándida, de buen corazón, que no se atrevería a hacerle daño a otras personas sin razón aparente. Pero su optimismo se desvaneció pronto, cuando encima de Junco apareció un emoji.

—¡La encontré! Mi primer arma, menos mal que no la deseché.

Juramento bullía de rabia; en la pantalla, la guerrera carmesí lo atacó con un cuchillo diminuto y sobre su personaje apareció un «-1» bordeado en rojo. Teniendo varios miles de HPs, le llevaría horas acabar con él.

Weiwei le dio al botón “auto” y se recostó en la silla para observar, satisfecha, como Junco le daba navajazos a Juramento y éste, a su vez, gritaba desesperado e intentaba convencer a NaiHe para que acabase ya con la tortura.

—¡Vale, basta! Siento haberte insultado, ¿por qué no me matas y terminas con esto?

—No te preocupes —contestó Sonrisa con cierta pereza—. No morirás. Cuando tengas pocos HPs te curaré.

Entonces fue cuando Bei pensó que había algo muy extraño en esa situación; si Juramento tenía tantas ganas de morir, ¿por qué simplemente no salía del juego para volver a entrar? Si un jugador sale del juego en combate, el sistema presupone que ha huido o que murió. Si no temía la muerte, ¿por qué no huía?, ¿para qué aguantar todo eso?

—¿La ira lo ha vuelto más estúpido aún o algo? ¿Por qué no sale del juego? —Le escribió a NaiHe.

Su marido no tardó nada en contestarle.

—Está haciendo una quest en serie. —Cuando lo leyó, la joven comenzó a reírse. El Grandmaster realmente era una persona horrible; astuta y cruel.

Las quests en serie eran tediosas. Se trataba de unas misiones que constaban de varios puntos; si salías del juego antes de terminar la última parte, no recibías nada, pero, si la completabas, la recompensa valía la pena. En un principio, nadie conseguía completar las quests en serie y ahí, por la multitud de quejas, los desarrolladores introdujeron una nueva regla: durante una de esas misiones, un personaje podía morir hasta tres veces. Pero, aún así, uno no podía salir del juego, sólo tenías una oportunidad para completar la misión, o lo perdías todo.

Weiwei pasó decenas de misiones de ese tipo y, si no recordaba mal, sólo una incluía ese lago. Se trataba de la quest más larga y más difícil, con 99 partes y, si no se equivocaba, esa localización era justo la última de la lista.

*Créditos*

Capítulo anteriorCapítulo siguiente

Lista de capítulos

Bookmark

No account yet? Register

No robes contenido!!!