La encantadora sonrisa de Weiwei — Capítulo 8

Encuentro en el camino

Weiwei se olvidó del gremio de la Lluvia en cuanto se puso a recolectar hierbas, pero algo seguía dando vueltas en su cabeza.

—¿Cómo sabías que era una quest serial?— Le escribió a Nai He.

—Entré a mediodía y le vi recolectando plumas…

Le explicó lo sucedido, pero en resumen: lo vio en la tienda comprando siete tipos de plumas distintos y dedujo que estaba realizando esa quest.

—Espera,—estaba confusa—¿Cómo supiste que era esa? Hay varias quests que requieren siete tipos de plumas.

—Sí, pero sólo en esa las pide todas un único NPC, en la trigésima tercera parte. Fui hasta el punto de entrega y no tardó en aparecer.

Weiwei se quedó atónita, no podía creer lo que leía. No solo conocía la parte de la misión sino que también recordaba la ubicación del NPC. Su memoria estaba a otro nivel; recordaba, con pesar, la tortura que fue estudiar el vocabulario de inglés, con esa capacidad, habría sido un paseo. 

—Tienes una memoria extraordinaria.

Entonces, cayó en la cuenta. El Grandmaster lo vió en la tienda, pero en vez de atacar, esperó. Calculando el momento y el lugar propicios, le tendió una trampa. Su aptitud para la estrategia era increíblemente meticulosa, asertiva y al mismo tiempo cruel.

❀○❀○❀

Con el paso de los días, dedicaba más y más tiempo al juego, hasta el punto que sus amigas cambiaron su apodo «la belleza casera» por «la ermitaña». Ni siquiera le apetecía salir de compras, se limitaba a estudiar y jugar, hasta que sus compañeras la obligaron a salir.

—Necesitas ejercitarte— dijo—. Estar todo el día delante del ordenador es malo para tu salud—. Weiwei puso los ojos en blanco.

—¿Tú me hablas de ejercicio? Recuérdame, ¿quién me envía a buscar el desayuno cada mañana? y ¿quién olvida siempre rellenar el agua y me toca ir en su lugar?—Sí, no podía rebatírselo.

—¿Pero te has mirado en el espejo?—intervino Xiao Ling—. Toda tu ropa es del año pasado. Ya va siendo hora de renovarse.

—Lo importante es que tenga algo que ponerme—. Le restó importancia con un gesto.

—¡Es vergonzoso!—Xiao estalló frustrada—. ¡Que una chica tan bonita vista así! A este paso ¡saldrás del ranking de bellezas de la universidad!

Ese comentario estaba fuera de lugar. Cada vez que pensaba en esos rankings, se deprimía. A parte de ese, también había otros más dañinos como el de infidelidad y estaba en una de las posiciones más altas. Por alguna razón, todos pensaban que si saliera con alguien, casi seguro, le sería infiel.

—Es mejor así— dijo—. Mi pequeño mundo es mejor que la realidad. 

Ese comentario enfadó a Er Xi.

—Oye, Weiwei, si no vienes y nos ayudas a regatear, te espera un gran castigo—. En realidad la necesitaban, Weiwei era la mejor regateadora.

Terminó cediendo, además, «ir de compras» significaba salir un rato a mirar las tiendecitas que había al lado del campus, no se irían lejos.

Pero subestimó las ganas de comprar de sus amigas, y terminó cargada de bolsas. No es que fuera su intención, pero se probaban montones de prendas y sólo compraban un par, y ya que Weiwei era la única que no iba a comprar nada… Le tocó llevar las bolsas.

—Destinada a ser una criada…— murmuró Weiwei, en la enésima tienda, mientras Xiao Ling se probaba su enésimo vestido.

Últimamente, ocurría la mismo en el juego. Nai He cada vez era más mandón, aunque ya esperaba algo así por tratarse del Grandmaster.

«¿Realmente le importa tanto ese juego?», pensó Xiao Ling al ver la afligida expresión de Weiwei.

—Venga, no te enfades—, se acercó a ella—. Como nos ayudaste a ahorrar bastante, os invito a comer al «Aroma celestial». ¿Te animarían unas buenas alitas de pollo con vino tinto?

Se trataba de un pequeño restaurante cercano al campus con una gran cocina, pero los precios eran algo elevados para los estudiantes. Sin embargo, Xiao Ling era de las pocas que podían permitírselo. 

—Está bien, pero por los servicios prestados, quiero la mitad de las alitas—. Dijo Weiwei.

—Como si alguien más las quisiera—, respondió Si Si. —Necesito adelgazar.

—Admítelo, me envidias por poder comer sin engordar—, respondió animada.

Si, en realidad era muy flaca, pero temía engordar con todo, así que ese comentario no le sentó bien.

—Ya. ¡Xiao Ling, cógela!¡Er Xi, Muérdela!

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A esas horas, las cuatro estaban hambrientas y las tiendas no parecían tener nada más que ofrecer. De modo que entre risas y charlas, llegaron al restaurante.

Si Si estaba hablando sobre los chicos más guapos de la facultad cuando, se paró en seco y agarró a Weiwei del brazo. 

—Espera—, señaló hacia el restaurante—. ¿No es ese Xiao Nai?

Al otro lado de la acera, junto a la entrada, había un grupo de hombres con traje. Weiwei pudo distinguir a Xiao Nai entre ellos; su joven atractivo resaltaba entre sus acompañantes, ya maduros. 

Era la primera vez que lo veía trajeado, tan elegante y orgulloso como siempre, pero con un matiz experimentado y sosegado.

—¡Vamos,vamos! ¡Crucemos la calle!

Ninguna se atrevería a acercarse y saludarle, pero el simple hecho de pasar a su lado, ya era de por sí emocionante. 

Si Si, cogió a Weiwei de la mano, pero ya era tarde. Los hombres subieron al vehículo y Xiao Nai, a su vez, se acercó al suyo. 

Pero, no le pasó desapercibida la pequeña conmoción que causaron las chicas y se giró a mirarlas. Su cara no mostraba ninguna expresión y su fría mirada pasó por sus figuras antes de sentarse en su coche y partir.

*Créditos*

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